QUERIDAS FAMILIAS:
La segunda mitad del año que estamos
arrancando sigue siendo incierta. En algunas localidades comenzarán de a poco
las clases y en otras aún no hay novedades. Lo único que sabemos es que las
autoridades ya están trabajando en los protocolos para cuando podamos regresar
todos a las aulas.
Este escenario tan incierto suele llenarnos de
ansiedad e inseguridad, es lógico y válido, las situaciones de cada familia,
tanto de estudiantes como de docentes son muy singulares. Sin embargo, algo de
experiencia y cierta adaptación hemos aprendido en estos meses y está bueno
reconocer qué cosas nos han servido hasta ahora y qué cosas no; y, sobre todo,
poder discriminar cuáles de ellas podemos controlar o dependen de nosotros y
cuáles no.
Desde
un punto de vista más pedagógico quería compartirles algunas ideas sobre
algunas cosas que como familias y docentes podemos abordar para pasar mejor
esta etapa tan particular e incierta:
Comunicarnos: con estudiantes, familias y
colegas. Lo podemos hacer sobre múltiples cuestiones: objetivos, expectativas,
dudas, problemas, estrategias, etc.
Trabajar colaborativamente: en sintonía con la
comunicación, usarla para trabajar colaborativamente, no es necesario que lo
hagamos en solitario, al contrario, si nos enfocamos en sumar esfuerzos para
resolver una problemática o mejorar y pensar juntos las estrategias pedagógicas
que podemos incorporar, nuestra tarea será mucho más significativa para todos
los involucrados.
Organizar tiempos y espacios: en función de
cada familia podemos administrar los momentos y lugares para trabajar y
estudiar. Establecer ciertas rutinas, aunque no las cumplamos a rajatabla nos
dará orden, claridad, enfoque y menos ansiedad.
DEDICATORIA:
Mientras tú creías que yo no estaba mirando,
yo vi que: Pegaste con un imán mi dibujo al refrigerador, por eso de inmediato
quise hacer otro.
Le diste de comer a un gatito sin hogar,
entonces entendí que a los animales hay que tratarlos con amor y respeto.
Preparaste mi pastel favorito especialmente
para mí, así me di cuenta que los pequeños detalles ocultan mucho sentido.
Fuiste a visitar a tu amigo enfermo, y
entonces entendí que las personas deben cuidarse mutuamente.
No niegas la ayuda a los necesitados, y
comprendí que si tienes tiempo y dinero, hay que ayudar a aquellos que no lo
tienen.
Tratas con mucho cuidado nuestra casa y a
todos los que vivimos aquí, y entendí que cada persona debe cuidar lo que tiene
y lo que quiere.
Incluso cuando te sientes mal, continúas
cumpliendo con tus obligaciones, y me di cuenta de lo que significa la
responsabilidad.
A veces no pudiste contener las lágrimas, y
entendí que en la vida hay tristeza y dolor, y llorar es normal.
Nunca dejas de cuidar de mí, y yo quise
cumplir todas tus expectativas y hacer todo lo posible para que te sientas
orgulloso de mí.
Mientras tú creías que yo no estaba mirando,
aprendía de tí, la vida. Tomé tu ejemplo y traté de ser como tú.
En lo más profundo de mi alma estaba un
pequeño adulto que se decía a sí mismo:
Queridos padres, gracias por todo lo que he visto mientras creían que yo no estaba mirando.
Autor Desconocido.
SEGUIMOS JUNTOS…
Lic. Alina Olguín
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